Aunque parezca mentira, después de más de 90 años, en Turrones Picó seguimos siendo artesanos del turrón.
Hoy vamos a hablar del turrón de Alicante con Indicación Geográfica Protegida y sello de calidad, otorgado por el Consejo Regulador del Turrón de Jijona.
Se trata de uno de los tipos de turrón más consumidos del mundo. Algunos lo llaman erróneamente turrón duro, por lo que debemos aclarar que no son lo mismo.
Para que un turrón duro se convierta en turrón de Alicante debe incluir, como mínimo, entre un 45% y un 60% de almendra, según la calidad.
El turrón de Alicante con denominación de origen se elabora siguiendo unos estrictos procedimientos y de la misma manera que siglos atrás.
Primero tostamos la almendra repelada en unos cilindros giratorios. (En otro post os contamos que nuestra empresa cuenta con máquina repeladora propia que nos permite garantizar el origen y la calidad de las almendras que utilizamos).
A continuación, cocemos en la mecánica -una especie de batidora giratoria gigante- la mezcla de azúcar y miel en las cantidades especificadas por el Consejo Regulador.
Al final de este proceso, añadimos la clara de huevo, que actúa como blanqueante, y después la almendra tostada.
Los expertos turroneros de Turrones Picó se encargan de voltear la masa de manera manual con unas palas hasta conseguir una distribución homogénea.
Finalmente, con la masa aún caliente, se corta y se pesa a mano cada pieza. Hoy día, la mayoría de las fábricas cortan de manera mecánica cada porción de turrón de Alicante pero nosotros somos artesanos y continuamos haciéndolo así.
Por este motivo, aunque el peso siempre es exacto, a veces la forma de las tortas de Turrón de Alicante o de las tabletas no es perfecta ni idéntica.
Es nuestro sello diferenciador, nuestra manera de hacer las cosas: con cuidado, con cariño y a mano.
Nos gusta pensar que detrás de cada pieza de turrón Picó hay una persona que la ha preparado con dedicación para el disfrute de cada uno de nosotros.
¡Larga vida a los artesanos!
