Ya sabes que el turrón nos encanta día, tarde y noche. Pero hay otros pequeños placeres a los que también nos es difícil resistirnos. Por supuesto, hablamos de los barquillos.
El barquillo, ya sabes. Ese dulce tan típico de nuestro país (y de Latinoamérica) con forma de pequeño tubito o canuto. Lo más característico es su toque crujiente en el primer mordisco. Un sonido que nos es tan familiar que es hasta entrañable.
Para hablar un poco de su elaboración, destacamos que un barquillo se hace con pasta de harina sin levadura. Lleva también azúcar y se le puede añadir algún otro ingrediente como clara de huevo, canela, etc.
El secreto de los barquillos: el relleno
Te los puedes comer sin nada en su interior y disfrutar solo con su textura. Pero, para que os vamos a engañar, lo que más nos gusta es tomarlos con relleno.
Estos pequeños canutillos están deliciosos si envuelven chocolate. Aquí compartimos la afición con los más pequeños de la casa.
Pero como en Turrones Picó nos gusta tanto lo tradicional, también nos reconocemos en los más mayores, que prefieren el turrón en su interior.
Por eso en nuestro catálogo tenemos barquillos rellenos tanto de chocolate como de turrón.
Barquillos… ¿Y algo más?
Por supuesto puedes tomar los barquillos sin nada más que llevarte a la boca. Están deliciosos así, tal como los ves, al desnudo. Te los puedes comer viendo una peli por la tarde en casa tranquilamente o en cualquier otro lugar.
Pero el barquillo también puede ser el complemento perfecto para otro dulce. Es la mejor compañía para una mousse, una crema… Y en verano, para un helado.
A ti, ¿Cómo te gusta más los barquillos, solos o con algo más para comer? A nosotros nos gustan las dos opciones siempre que al morderlo nos tiemble la boca con ese sonido tan crujiente.