Estamos a las puertas del Jueves Santo y ya estamos pensando en la mona de Pascua, ese dulce típico de la repostería de nuestro país que simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias han acabado.
La mona es un bollo sencillo elaborado con harina de trigo, huevo, azúcar y sal. La masa es similar a la del roscón de Reyes y, en muchos pueblos, se consume durante todo el año con nombres y formas diferentes.
La mona tradicional contiene un huevo cocido colocado a modo de nido que, en algunos lugares, suele ir pintado de colores, adornado con plumas e incluso con pollitos. El huevo tiene también su simbología, pues hemos podido leer, que en algunas tradiciones representa el nacimiento, el resurgir de la vida.
Desde un punto de vista más gastronómico y menos metafísico, si podemos elegir, preferimos que el huevo sea de chocolate pues completa los sabores y y la textura de la mona.
Si no queremos romper la tradición del huevo cocido, otra posibilidad es acompañar la mona de Pascua con un chocolate de gran calidad. Nuestra propuesta es el chocolate con leche y almendras de Turrones Picó .
La mona es un dulce esponjoso y rico pero algo ‘soso’ de sabor, por eso pensamos que la textura crujiente de las almendras y el dulzor del chocolate con leche casan a la perfección.
¿Qué pensáis vosotros? ¿Sois de los que se comen la mona con el huevo cocido o con chocolate?