Haciendo cosas pequeñas…¡Puede cambiar el mundo!
Ante los problemas del medio ambiente, como la actual pandemia que estamos padeciendo, nos vemos muy pequeños, como si no estuviera en nuestras manos cambiar las cosas y dejar que la biodiversidad siga sufriendo estragos que nosotros hemos provocado.
Pero no es verdad. Como demuestra la campaña de sostenibilidad de este año de Turrones Picó: Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas… puede cambiar el mundo.
Vivimos una crisis sin precedentes que la comunidad científica relaciona con la destrucción del planeta. Cuando se rompe el equilibrio surge la fractura. El cambio climático, la destrucción de los ecosistemas, el tráfico de especies, la producción agrícola y ganadera han aumentado notablemente el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano.
“En los últimos 40 años, más del 70% de las enfermedades humanas son zoonosis -las que son transmitidas por animales salvajes al hombre- y ejemplos de ello son el Covid-19, el ébola, el SARS o la gripe aviar, entre otros”, según el coordinador de conservación de WWF España, Luis Suárez.
Nuestra vida ha cambiado y parece que nosotros, desde nuestra familia, desde nuestra casa, no podemos hacer nada.
Sin embargo, según explica Fernando Valladares, Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, para proteger la biodiversidad y aprovecharnos de las ventajas que tiene pertenecer a esa biodiversidad que nos protege de futuras pandemias, hay gestos que podemos hacer en nuestro día a día.
«Lo primero es reconocer que la biodiversidad nos rodea y empieza en nuestro propio jardín, en el alféizar de la ventana que está compuesto por miles de pequeños organismos que mantienen el planeta funcionando».
El año pasado Turrones Picó inició su propia política de gestos sostenibles y este año ha puesto en marcha una nueva campaña de sostenibilidad que de nuevo tiene a las abejas como eje central y la suma de muchos pequeños gestos para cambiar el mundo.
De Jijona al Mundo
En Jijona se elabora turrón siguiendo los mismos métodos artesanales desde hace casi cinco siglos. Han mejorado algunas técnicas y procesos con la tecnología pero la esencia del turrón es siempre la misma: tiempo, temperatura y materias primas nobles.
Las principales materias primas son dos: la almendra y la miel. Según Ana Picó, directora de marketing y responsable de calidad de Turrones Picó, “de Jijona salen con destino a España y al resto del mundo 70 millones de barras cada Navidad.
Las abejas, ese ser tan pequeño que parece que no tiene nada que ver, “son prácticamente las responsables de que exista el turrón. Sin ellas no habría miel, porque la miel no se puede reproducir de forma sintética y ningún otro animal es capaz de hacerla, ni siquiera el ser humano. Por otra parte, sin las abejas y su labor polinizadora de las flores del almendro, este árbol no daría frutos”.
Pero las abejas no sólo son importantes para la elaboración del turrón. Según Eva Miquel, Patrona de la Fundación Amigos de las Abejas “las abejas son muy importantes para nuestro mundo. De hecho la Real Sociedad Geográfica de Londres ha declarado a las abejas como el animal más importante del planeta ya que el 70 por ciento de los alimentos que consumimos son gracias a la labor polinizadora de estos insectos”.
El fantasma de la amenaza
Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) hay unas 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos para la población mundial y 71 de ellos se polinizan con las abejas.
Concretamente en Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización por abejas. Especies que sin embargo peligran porque según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) más del 9% de las especies de abejas salvajes ya están amenazadas de extinción en Europa.
Eva Miquel comenta que “entre los factores que intervienen en la disminución de este insecto polinizador está “el cambio climático, el manejo de los cultivos y su influencia sobre los ecosistemas en los que ellas pueden sobrevivir y obtienen alimentos. Otros problemas provienen del uso de los fitosanitarios que echamos en el campo y también las patologías que sufren.
Desde su campo de almendros, en esta estación sin flores ni frutos, la agricultora Júlia Picó Palomés, comenta que para combatir la disminución de la población de abejas, en las últimas campañas “hemos necesitado la labor de un apicultor local para que traiga sus colmenas hasta aquí y ayudar a que los árboles puedan polinizar las flores y así poder disfrutar de una buena cosecha al final del año”.
Para Picó Palomés “este descenso es fruto de una de las consecuencias que tiene el cambio climático, así como la acción humana y algunos de los pesticidas que se utilizan en agricultura”.
Según esta agricultora si la población de abejas sigue disminuyendo o definitivamente se extinguiese “sería un problema para el agricultor como yo, que me dedico a producir almendras; pero también sería un problema para el sector industrial que se dedica a la producción de turrón, ya que sin miel y sin almendras no se puede producir este producto”.
¿Cómo podemos proteger a las abejas?
Según Valladares “las abejas son el resultado de ecosistemas que funcionan y que están libres de tóxicos. Si usamos menos insecticidas, si artificializamos menos nuestro entorno, si dejamos de considerar a las ‘malas hierbas’ como ‘malas’ y las vemos como una fuente de alimentación para las abejas, estaremos ayudando mucho para que estos insectos cumplan con la función de polinizar nuestros árboles”.
Para Miquel “si queremos proteger a las abejas y a los polinizadores, tenemos que convencernos de tener unas buenas prácticas, seguir las tres R: Recicla, Reutiliza, Reduce y sobre todo ser conscientes de que necesitamos una agricultura de consumo cercano, agroecológica, que favorezca a los ecosistemas. Desde el punto de vista personal, deberíamos ceder terrenos a los apicultores, cuidar nuestros jardines, sembrar plantas melíferas y estudiar qué especies son las mejores para que los polinizadores tengan una fuente de alimento que les proporcione fuerza para seguir con nosotros”.
Eva Miquel recuerda que desde que colaboraron el año pasado en la campaña Bee&Bee, la primera cadena de hoteles para abejas, lanzada por Turrones Picó, ya tienen seis hoteles colaborando.
“Se trata de hoteles exclusivos para nuestras abejas y la verdad es que esperamos que se adhieran más y que esto sirva para sensibilizar allá donde se implanten”.
Iniciativa defender a las abejas
Ana Picó comenta que “el año pasado lanzamos una iniciativa para concienciar de la importancia que tienen las abejas. Esta campaña estuvo acompañada de un corto y de varias acciones como el hotel para abejas. Este año queremos continuar con la iniciativa, entroncando un poco con el otro ingrediente que le hace falta a la abeja para ser útil, las flores melíferas”.
Picó comenta que «en esta ocasión los protagonistas -Lucía y su abuelo-, gracias al trabajo que realiza la pequeña en las redes sociales, consiguen dispersar toda una serie de plantas melíferas que, sin duda, mejorarán el ecosistema para las abejas”.
Para Ana Picó “este año es más importante que nunca celebrar la Navidad, volver a lo esencial, porque hemos pasado un año terrible con pérdidas, sufrimiento, enfermedad y con un cambio muy fuerte para las vidas de todo el mundo”.
Dice la directora de marketing “que en los hábitos de consumo de la Navidad tenemos muchos actos inconscientes, que pueden llegar a ser enemigos de la sostenibilidad, por eso debemos reflexionar y darle a todo un sentido más sostenible. Empezando por regalar cosas personales, de intimidad y sostenibles, que no tengan coste alguno para el medio ambiente.
Por eso desde Turrones Picó vamos a difundir ‘10 Consejos para unas Navidades sostenibles’, son diez ideas, diez regalos sostenibles que pueden ayudarnos a hacer feliz a las personas que queremos y a celebrar la Navidad como todos los años pero sin hacer daño al medio ambiente”.